Has encontrado la casa de tus sueños, esa casa en la que sabes que pasarás los mejores años de tu vida. Sabes las cortinas que pondrás, la alfombrilla que recibirá a tus invitados en la puerta y la vajilla con la que sorprenderás en las cenas familiares. Todo está preparado. ¿Todo? No, todo no, ahora llega el momento de la mudanza. Abróchate bien el cinturón que vienen curvas. Si sólo con leer la palabra mudanza te pones a temblar, estás en el lugar indicado: te mostramos algunos consejos para sobrevivir a una mudanza sin volverte loco.
El 90% es actitud
Vale, igual 90% es exagerar, pero lo cierto es que la actitud con la que nos enfrentemos a esta mudanza es de lo más importante, sobre todo si la hacemos en pareja. Las mudanzas son estresantes; si no queremos terminar durmiendo en el sofá o tirándonos los platos antes de embalarlos, lo mejor es respirar y serenarse. Nadie se ha muerto por hacer una mudanza, y definitivamente no será tu caso por mucho que solo con pensar en el día M te entre taquicardia. Una buena opción para que la mudanza en pareja no sea una experiencia traumática es trabajar en equipo pero bien organizados. Dividid las tareas, por ejemplo, encargándonos cada uno de una habitación diferente. La pareja que hace la mudanza unida permanece unida.
Mudanza casera o programada
Una de las decisiones más importantes a la hora de hacer una mudanza será si la hacemos nosotros o contratamos a una empresa de mudanzas. Esta decisión está directamente relacionada con el número de veces que te has mudado; si no es la primera (ni la segunda ni tan siquiera la tercera), seguramente te verás tentado de contratar a alguien. Infórmate de los precios, haz una lista de los objetos más valiosos (las casas de mudanzas tienen seguro, tranquilo) y disfruta viendo cómo un grupo de desconocidos te soluciona la papeleta en un par de horas.
Un buen momento para limpiar
Cuando nos mudamos, nos damos cuenta de la gran cantidad de pertenencias innecesarias que tenemos. Muchas tienen valor sentimental, vale, pueden pasar. Pero muchas otras podrían alertarnos de un síndrome de Diógenes latente. Llegados a este punto, miremos nuestra mudanza como una oportunidad estupenda para dejar atrás todas esas cosas inservibles que hemos ido guardando en nuestros armarios con una limpieza general.
Advierto que no será tarea fácil, más si somos dos o más en casa, pero si dejamos buena parte de esos objetos inservibles, nuestro trabajo será mucho menos pesado. Por lo menos nuestras cajas sí lo serán.
División por áreas
Uno de los errores más recurrentes a la hora de hacer mudanzas es llenar las cajas de objetos de forma totalmente desordenada. Vas por el baño y metes las toallas, pasas por la cocina y metes los manteles, recorres el comedor y metes también los marcos de fotos. Mal. Céntrate. Es mucho más inteligente realizar una división de tu propia casa. No debemos pensar únicamente en nuestra comodidad mientras hacemos las cajas, también es buena idea pensar en tu yo futuro. Si organizas las cajas por habitaciones y estancias, tu yo del futuro te estará eternamente agradecido.
Un tetris con mucho orden
Ya tienes claro el orden. Ahora toca hacer cajas. Ten en cuenta varios aspectos que pueden parecer muy lógicos pero que cuando uno se pone a llenar cajas olvida por completo. Las cajas pequeñas son buenas para los objetos pesados, las cajas grandes son buenas para objetos que no pesan. Así de sencillo. La lógica es la lógica, si llenamos una caja enorme con cosas pesadísimas seguramente tendremos que terminar la jornada en el hospital con un buen enganchón de espalda. No seas ansioso, te costará más llenar las cajas pequeñas con objetos pesados, pero tu salud te lo agradecerá. Asimismo, no te olvides de etiquetar tus cajas o te volverás loco en tu nueva casa abriéndolas para encontrar las cazuelas y los platos. Por último, indica también cuándo una caja es frágil, al menos si no quieres llegar con objetos rotos en mil pedazos.
La caja de supervivencia
La caja de supervivencia es como la maleta pequeña que llevamos en nuestros viajes con nosotros aunque facturemos otra más grande. Sí, es la caja en la que meteremos todas esas cosas que necesitamos para la primera noche o por si la cosa se pone fea y no encontramos nada de nada durante los siguientes días. Mete ropa, pero también productos de aseo personal. Está claro que todo se puede comprar, pero te ahorrarás muchos quebraderos de cabeza si vas justo de tiempo y terminas la mudanza a las 12 de la noche.
Pinta tu nueva casa antes de mudarte (y otras pequeñas reformas)
Quien avisa no es traidor. Un consejo que agradecerás a la larga es que antes de mudarte des una capa de pintura a tu nuevo hogar. Es mucho más fácil pintar una vivienda sin muebles que estorben, que hacerlo con todas tus pertenencias por en medio. Lo mismo si quieres cambiar el suelo y ventanas.
- Pintar 1 habitación de 10 m
- Pide al profesional una pequeña prueba de color antes de empezar para confirmar que el color es adecuado.
- Forra los muebles que no puedas sacar con plástico o ponles una doble capa de sábanas viejas.
- Deja las paredes libres: tornillos, baldas, estanterías…
Fuente: habitissimo